Del CERN al mundo

 En el año que se cumplen 25 años de la apertura a la sociedad de la World Wide Web, hacemos un repaso por el proceso que revolucionó a la población  


Hace 27 años, gracias a la observación, todo cambió. Para explicar esta afirmación, nos remontamos a 1989, donde Tim Berners-Lee, trabajador del CERN, se dio cuenta de que, a los científicos que allí trabajaban, les costaba mucho compartir la información. Esto, le llevó a indagar en un método para facilitarles la transmisión de documentos.

El proyecto no causó mucha sensación entre los trabajadores, pero su jefe supo ver la oportunidad que se presentaba ante ellos y, en septiembre de 1990, le permitió que comenzase a desarrollar la idea.

En octubre de ese mismo año, Berners-Lee, ya había ahondado en las tres tecnologías fundamentales para que el proyecto funcionase: el lenguaje HTML, las URL y el protocolo de transferencia de hipertextos HTTP.


Un proyecto local que da el salto a la globalización


Así es que el 6 de agosto de 1991 vio la luz la primera web, pero su acceso estaba restringido al CERN. Hasta que llegó el día 23 de agosto, cuando se celebra el Día del Internauta; y, esto es debido, a que fue la primera vez en la historia, que los usuarios externos al CERN, pudieron acceder a la creación de Berners-Lee. Porque la web, sin usuarios, no sería nada. Vosotros no estarías leyendo este artículo, ni nosotros escribiendo estas palabras.

Debido a las lentas conexiones que había, no se podía recargar mucho el diseño de las webs; por eso la navegación también debía ser sencilla y, al mismo tiempo, ser simple también en contenido. En aquellos inicios, ni la publicidad tenía cabida.

Por lo que la filosofía que Tim Berners-Lee pregonaba, sobre la web, sigue intacta: un espacio descentralizado, universal, consensual y no discriminatorio. Ese objetivo, lo llevó en diferentes ocasiones a reivindicar la desigualdad en el entorno y a revelarse contra la infracción de los derechos digitales.

¿Cuál será el futuro? ¿Qué desafíos nos traerá? Eso no lo podemos decir con exactitud, lo único que sabemos es que, vosotros, seguiréis siendo el eje y el motor del entorno digital.

"Hazte con todos"

 

Pokémon GO, un juego de realidad alternativa que mezcla componentes culturales, sociales y de movilidad.

 


Dos chiquillos andan por la calle. Se paran, retroceden y se vuelven a detener. En efecto, están jugando al juego de moda: Pokémon GO. Una aplicación que trae a los bichos que fueron los reyes de los 90 en nuestras consolas, dos décadas después, a nuestros smartphones.


Se trata de un juego de realidad alternativa, es decir, una aplicación que une el mundo real al virtual con el objetivo de entretener y comunicar a través de experiencias que viven los propios usuarios. Un mundo que van descubriendo, a medida que avanzan en el juego y descubren nuevos lugares, potenciando la participación, interacción e implicación de los gamers. Todo esto da lugar a la triangulación perfecta: cultural, móvil y social.

Pokémon GO, ¿cultural? ¿dónde tiene el componente móvil? ¿Y el social? Vamos por pasos a explicar todo lo que este juego trae, más allá del entretenimiento que proporciona.

Uno de los elementos fundamentales son las ‘Pokeparadas’, lugares simbólicos de nuestro entorno cotidiano donde podemos encontrar ítems y provisiones que nos facilitarán el juego. Con ellas, se introduce el elemento cultural, teniendo algunas veces descripciones de los propios monumentos en los que se sitúan.

Para llegar a estos lugares hay que andar, hacer ejercicio y así acabar con el sedentarismo actual que existe en la sociedad mediante la movilidad de sus jugadores. Donde para capturar más pokémon mediante las ‘pokéballs’, hay que caminar a lo largo de la ciudad, al igual que para hacer que eclosionen los huevos que podemos encontrar en las mencionadas Pokeparadas.

Todo ello, rodeado por un entorno social. Tanto con las macroquedadas que los jugadores realizan como con los gimnasios, conquistados por diferentes equipos y haciendo que los participantes se impliquen y luchen para arrebatárselos a sus contrincantes.

Pero… ¿cuál es su público objetivo? Pokémon GO se centra en la gente que tiene mucho tiempo libre… no obstante uno de los retos de la empresa creadora es ese, enganchar al sector que tiene un tiempo limitado y necesita conciliar sus obligaciones con dicho juego.

Lo que es limitada también es la batería, porque a diferencia del tópico que se ha extendido de que se consumen muchos datos, es la batería la que ve descender su porcentaje a pasos agigantados. Ya os podéis imaginar que los fabricantes de power bank deben estar encantados…

Lo que está claro es que el poder de convocatoria de pokémon sigue siendo el mismo, o mayor,  que el de los 90. Eso sí, mientras hace dos décadas los jugadores se reunían alrededor de una consola; ahora, todo se hace en forma de reuniones, con las quedadas anteriormente citadas.

Todo mediante un uso responsable del juego. No utilizarlo mientras conduces o no allanar propiedades privadas podría parecer algo lógico, pero ya se han dado casos de que, la adicción por el juego y la absorción que produce, han llevado a saltarse las normas básicas de convivencia. Por lo que… ¡Cuidado pokemaníacos que hay tiempo para todo!